La especialista analiza el impacto de la nueva Tabla de Mortalidad, propuesta por la SBS, en el Sistema Privado de Pensiones. Señala que las AFP aún no benefician al pensionista.
Por Tania Elías. 10 noviembre, 2015.
Hace tiempo que el término jubilación se ha alejado del vocablo latino ‘jubilare’ –asociado al júbilo y a la alegría– del cual deriva. En los últimos días, para los afiliados al Sistema Privado de Pensiones, esta palabra ha generado más decepción, pues si bien la SBS señala que la esperanza de vida ha subido, podría traer consecuencias negativas para la jubilación. Sin embargo, ante la presión política y social, se ha acordado que, antes de solicitarse la aprobación de la Tabla de Mortalidad, la mesa técnica conformada por las Administradoras del Fondo de Pensiones (AFP), la SBS y los actores del Sistema Privado de Pensiones tenga resultados, sigue siendo preocupante la situación de cara al futuro pensionista.
Lo que pasa
Según la Tabla de Mortalidad, ahora los peruanos viven en promedio 3 años más de lo que señalaba el estudio anterior. Es decir, en promedio los varones ahora viven hasta los 87 (antes 84); y las mujeres, hasta los 90 (su promedio era 87).
“En la medida en que la población tiene una esperanza de vida mayor, cuando te jubiles va a aumentar el periodo de tiempo en el que tienes que vivir de tu jubilación. Por eso, las AFP dicen ahora que para que haya suficiente monto y la pensión te alcance hasta que mueras –dado que vivirás más– necesitas trabajar más”, explica la economista y docente de la Universidad de Piura (UDEP), Gryzel Matallana Rose.
La especialista resalta que tener una mayor esperanza de vida es positivo, deriva del desarrollo económico y es un buen indicador para la economía. Sin embargo, lo negativo es la intención de las AFP, más aún cuando se afecta al aportante.
Ud. pierde, ellos ganan
Matallana Rose explica que las AFP no han logrado cumplir el objetivo para el que fueron creadas en el Perú: asegurar que cuando una persona se jubile mantenga el mismo estilo de vida que cuando aún trabajaba. “Según el nuevo estudio que presenta la SBS, ha aumentado la esperanza de vida lo cual es bueno; pero, ante lo que podría suceder (incremento de la edad de jubilación o disminución de las pensiones) se critica a estas entidades porque la lógica de su funcionamiento no es muy aceptable”, enfatiza.
La especialista, y docente del programa de Economía de la UDEP, indica que, desde el punto de vista económico, el principal problema que se genera es que las AFP, como empresa, no pueden quebrar. “Son empresas privadas, pero, a diferencia de otras, no tienen esa espada de Damocles sobre la cabeza, algo que hace que se mueva y trate de ser eficiente constantemente”, indica.
Bajo esta forma de trabajo, las AFP cobran siempre una comisión fija que les permite ganar. El que pierde es el aportante. “El rendimiento de nuestros aportes depende de que nos vaya bien en el mercado de la bolsa de valores. Las ganancias de las AFP no se ven afectadas en ningún escenario. Lo que es escandaloso es que estas sean extraordinarias frente a las de los aportantes, que muchas veces disminuyen”, precisa.
La especialista insiste en señalar que, desde el punto de vista de los principios económicos, es increíble que –como empresa– las AFP no puedan quebrar. “En una institución pública el gobierno siempre la respalda; pero, que una institución privada no pueda quebrar es una aberración… y que paguen tan poco a pesar de cobrar tanta comisión, decepciona a la gente frente al sistema”, comenta.
Un cambio decisivo
Cuando una persona se jubila, la pensión que se le asigna es menor al sueldo que percibió por muchos años. Esto afecta la vida del pensionista. Ante esta situación, Matallana señala que hay algunos aportes técnicos que intentan hacer que la forma de trabajo de las AFP, mejore. Aunque éstas no las acogen, las detalla.
Una propuesta es que las AFP cobren comisión en función a las ganancias que les generan a los aportantes: “Ellas administran; si lo hacen bien, ganan; sino, pierden”, enfatiza. También, que informen en qué invierten los fondos. “Casi estamos con una venda en los ojos en este tema”, indica.
Para la especialista, las AFP deberían asignan cierta cantidad del fondo a las necesidades que se deben cubrir, a través de la pensión; y, además, darle acceso al aportante a un porcentaje que podría invertir. “Una persona mayor, con vivienda, debe cubrir sus necesidades básicas, pero si accediera a más dinero podría adquirir un departamento; y quizá alquilarlo; eso le ayudaría a incrementar los ingresos mensuales”, indica.
Matallana Rose explica que la forma en que trabajan las AFP podría generar que la gente termine acogiéndose a la Oficina de Normalización Previsional (ONP). Eso traería problemas al Gobierno, pues tendría que subsidiar una buena cantidad de la jubilación en el país.
En espera
Las AFP han mirado con escepticismo las Tablas de Mortalidad, porque podría afectarlas en la entrega de pensiones. Ante la cuestionada propuesta de aumentar el tiempo de trabajo, lanzada como su primera reacción para ‘cubrir’ los 3 años de esperanza de vida que hoy favorecen al país, han ido deslizando otras opciones.
Para ellos, si se tiene que aumentar la productividad de los fondos, habrá que invertirlos en busca de una mayor rentabilidad, aunque ello genere tomar más riesgos. El presidente de la Asociación de AFP, Luis Valdivieso, señaló hace unos días: “en lugar de ponernos a estirar el ahorro (de los afiliados) debemos ver cómo hacemos para que las pensiones no bajen”. Esto se espera hacer en algún tiempo, en una mesa técnica.
Como un mecanismo de defensa, las AFP también señalan que las que se beneficiarán con la nueva Tabla de Mortalidad serán las aseguradoras, al ser las encargadas de fijar la pensión, para el aportante. La Defensoría del Pueblo también ha intervenido en el tema, para solicitar a los involucrados que dialoguen. Lo que va a pasar, aún no está dicho.